Sector 9

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El hombre que se convirtió en langostino

 

Después de años de ver películas de Hollywood, el espectador puede ya en los primeros minutos formar una idea de lo que sucederá. Esto se debe a los estándares utilizados o al requisito comercial de que la inversión produzca un beneficio garantizado. Por eso siempre es interesante ver una película como “Sector 9” (“District 9”, ZA, 2009), que aporta una nueva mirada a temas muy explorados.

“Sector 9” fue filmado entre chozas en Soweto, Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica. Es el debut del director sudafricano Neill Blomkamp y también del actor principal, Sharlto Copley, dos amigos de infancia. La producción fue de Peter Jackson, quien a pesar de ser conocido por la trilogía de “El señor de los anillos” (“The Lord of the Rings”, EE.UU., 2001/2002/2003), inició su carrera con películas fuera de lo común, como “Muertos Vivos» («Braindead», Nueva Zelanda, 1992) y «Criaturas Celestiales» («Heavenly Creatures», Nueva Zelanda, 1994).

En los primeros minutos de la película, se mezclan extractos de un documental realizado con Wikus Van Der Merwe (Sharlto Copley) y escenas de noticias que informan de la llegada de una nave alienígena a Johannesburgo. Después de mucha anticipación, cuando los hombres invaden la nave, se encuentran con miles de seres enfermos y desnutridos.

Los extraterrestres son llevados a un campamento improvisado en el Sector 9, donde los mantienen bajo vigilancia. Lo que había sido una fuente de enorme interés científico, poco a poco se había convertido en un problema para el gobierno local, obligado a apoyar más a este grupo de indeseables.

Veinte años después, el lugar es un enorme barrio muy pobre, donde los extraterrestres, apodados peyorativamente “langostinos”, son mantenidos como animales, alimentados con restos y explotados por traficantes nigerianos. A pesar de tener tecnología avanzada, no saben cómo usarla, e incluso sus poderosas armas solo funcionan con su ADN, siendo inútiles para los humanos.

Una poderosa corporación, Multi-National United (MNU) tiene un interés especial en los extraterrestres y es contratada para protegerlos y mantenerlos. Se da la orden de sacar a los alienígenas del Sector 9 y transferirlos a otro campamento. Con respecto a los “derechos” de los extraterrestres, deberán ser notificados y firmar el aviso de desalojo.

El encargado de la operación es el torpe Wikus que había conseguido ese trabajo por ser casado con Tania (Vanessa Haywood), la hija de uno de los ejecutivos de la compañía. La seguridad de los empleados la proporciona el truculento Koobus (David James) y sus hombres, todos fuertemente armados.

En medio de toda esa confusión, el extraterrestre Christopher y su hijo buscan sin descanso un precioso líquido que es una oportunidad para escapar de la Tierra. Mientras Christopher es interrogado, Wikus hurga en la choza de Christopher y, al recoger un tubo extraño, recibe un chorrito de su contenido. El líquido que contiene el ADN de los extraterrestres, y al ingerirlo involuntariamente Wikus tiene su código genético alterado.

Al darse cuenta de lo sucedido, la MNU se haz cargo del desafortunado Wikus y lo somete a todo tipo de pruebas. Ahora, sería posible manipular las poderosas armas de los alienígenas, ya que tenían el ADN apropiado.

Aterrado, Wikus logra escapar del laboratorio, refugiándose en el lugar más inverosímil de todos, el propio Sector 9. Ahora, tendrá que encontrar una manera de revertir el proceso de alteración genética, antes de convertirse totalmente en un “langostino”.

La construcción del héroe es una de las cosas más interesantes de la película, porque al principio Wikus era solo un burócrata intolerante, pero poco a poco se irá dando cuenta de la dolorosa condición de los seres interestelares, poniéndose – literalmente –  en su lugar.

La historia está muy bien desarrollada, y si en algún momento el espectador tiene un deja vu de «Iron man – El hombre de hierro» («Iron Man», EE.UU., 2008), será por poco tiempo. Los efectos especiales, aunque de buen gusto, no toman el lugar de los personajes, y sirven correctamente como soporte.

Un aspecto muy interesante, aunque no explorado abiertamente, es la expresión del prejuicio y desprecio de la población, en algunas entrevistas reales, que se han incorporado a la película. Al preguntar a los sudafricanos en Soweto qué pensaban de los «aliens» (que en inglés pueden ser tanto «extraterrestres» como «inmigrantes ilegales»), se quejaron de los zimbabuenses que habían huido de la dictadura de Robert Mugabe.

“Sector 9” es sin duda una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años, no solo por su aspecto técnico, sino también por poder provocar discusiones sobre temas incómodos, como el racismo y la intolerancia. Ese tipo de cosas, anteriormente ocultas por un barniz de civilización, ahora parecen ser alardeadas con orgullo por muchos seguidores de Trump, Bolsonaro y otros líderes populistas.

 

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