Drácula: la historia jamás contada

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 Las mil caras de Drácula

 

Es curioso cómo la leyenda se vuelve mucho más grande que el personaje real, aunque las diferentes versiones de sus historias tiendan a confundir al espectador, sin saber dónde termina la realidad y comienza la ficción. El cine, a su vez, contribuye mucho a esto, ya que no hay compromiso con el punto de vista histórico, sino con los signos del dólar. Este es el caso de «Drácula: la historia jamás contada» («Dracula Untold», EE.UU., 2014).

Si hay un personaje que es adorado en el cine es sin duda Drácula, el vampiro, y todos sus congéneres, derivados y similares.  En la época del cine mudo, Murnau ya asustaba al público con «Nosferatu» (“Nosferatu, eine Symphonie des Grauens”, ALE, 1922). El vampiro ya ha sido vivido en la pantalla por Bela Lugosi, Christopher Lee, Gary Oldman, Leslie Nielsen, Jack Palance, George Hamilton, Boris Karloff y muchos otros en casi trescientos títulos enumerados en el sitio web de IMDB.

En este mismo sitio, hay referencia a 3438 películas y series con la palabra clave «vampiro». Es en esta tarta donde encontraremos títulos tan dispares como «Blade: Cazador de vampiros» («Blade», EE.UU., 1998), “Entrevista con el vampiro” («Interview with the Vampire», EE.UU., 1994) y «La danza de los vampiros» («Dance of the Vampires», UK/EE.UU., 1967), hasta «Crepúsculo» («Twilight», EE.UU., 2008), sin olvidar las películas cult «El ansia» («The Hunger», UK, 1983) y «La hora del espanto» («Fright Night», EE.UU., 1985).

La gran mayoría de estas películas y series son inspiradas en el personaje creado por el escritor irlandés Bram Stoker, que imaginaba un ser monstruoso, que había hecho un pacto con el Demonio y que se alimentaba de la sangre de seres humanos. Curiosamente, no fue hasta que concluyó «The Vampire Count» que Stoker oyó hablar del personaje histórico llamado «Voivode Dracula», y lo que le llamó la atención fue que en rumano Drácula significaba diablo. Fue suficiente para que cambiara el nombre de su personaje y lo ubicara en Transilvania, donde él mismo nunca puso un pie.

Vlad III, príncipe de Vaquia, era más conocido como Vlad Tepes, o el Empalador, por el hábito desagradable de empalar prisioneros de guerra y criminales. También era conocido como Dráculea, que significa Hijo del Dragón.

En la época de Vlad, la Valaquia era un principado situado donde Rumania está ahora y vivía apretado entre el poderoso Imperio Otomano y la no menos poderosa Hungría. Una y otra vez, el pequeño reino se vio obligado a cambiar de bando por la presión de sus poderosos vecinos.

Debido al ir y venir político, cuando regresó a su tierra junto con su conocida ferocidad contra los enemigos, Vlad creó a su alrededor un aura de misterio e incluso inmortalidad. El hecho de que su tumba se abriera después de siglos y estuviera vacía reforzó aún más estas leyendas.

En la película «Drácula: la historia jamás contada», encontramos a Vlad (Luke Evans) gobernando su país después de regresar de un largo exilio en el Imperio Otomano, al que había sido tomado como rehén cuando era niño. Su fama como un guerrero feroz le había dado la fama de Empalador.

Aunque todo lo que quería era vivir en paz, junto con su esposa Mirena (Sarah Gadon) y su hijo (Art Parkinson), parecen surgir nuevas amenazas. Al investigar la evidencia de invasores turcos, descubre la existencia de un ser monstruoso que habitaba una cueva en una montaña, y cuyos poderes tenían origen demoníaco.

Al mismo tiempo, los emisarios turcos exigen a Vladque entregue a 1.000 niños de Transilvania para ser entrenados en el ejército del sultán Mehmed (Dominic Cooper), incluido el propio hijo del príncipe.

Rebelado, Vlad se enfrenta a los hombres del sultán y huye con su gente a un monasterio en las montañas. Después, busca a la cueva donde se encuentra el misterioso ser, con la intención de obtener poderes similares, para enfrentar a los turcos.

La criatura (Charles Dance) le ofrece su sangre para que pueda beber y adquirir los poderes que desea. Sin embargo, dice que en los próximos tres días Vlad sentirá una gran sed de sangre, y si ceder a este impulso, se convertirá en un monstruo como él.

Para salvar a su pueblo y su familia, Vlad acepta el desafío, y se convierte en una especie de superhombre, con una inmensa fuerza y capacidad para comandar animales e incluso el tiempo a su alrededor. Sin embargo, los obstáculos que enfrentará requerirán más que estos poderes, y pueden implicar el sacrificio de lo que considera más importante, su propia alma inmortal.

Como sería de esperar, la película trae una buena cantidad de efectos especiales, con grandes escenas de batalla y efectos visuales en las transformaciones del héroe. Se recuerdan algunos aspectos tradicionales, como el efecto de la luz solar sobre los vampiros, aunque la plata tenga más que ver con los hombres lobo. No se menciona a los espejos ni al ajo.

Un homenaje a la obra de Bram Stoker se hizo al final, cuando Drácula conoce a Mina Harker, y ya despierta la furia del Dr. Van Helsing.

Después de toda esta ensalada, donde no tienes ni la figura histórica ni el personaje creado por Stoker, lo que queda es una película de aventuras, como mucha acción y efectos especiales, para el consumo de las generaciones actuales.  En mi humilde opinión, la historia de Drácula continua sin ser contada.

Tendría otras dos sugerencias sobre películas de vampiros. La primera es el clásico «Drácula de Bram Stoker» («Drácula», UK/EE.UU., 1992) de Francis Ford Coppola, que se parece más al libro de Bram Stoker. La segunda es diametralmente opuesta, la interesante película sueca «Déjame entrar» («Låt den rätte komma in», SUE, 2008), que habla de una niña vampiro. Esta película generó el remake estadounidense «Déjame entrar» («Let Me In», EE.UU., 2010) y la serie «Déjame entrar» («Let the Right One In», USA, 2022).

 «Drácula: la historia jamás contada» se puede ver en los servicios de transmisión Apple TV, STARZ y  Paramount Plus.

 

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