After Yang

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La oruga y la mariposa

 

Como bien saben mis lectores, la ciencia ficción es mi género favorito, porque le permite imaginar el futuro desde las más diferentes perspectivas. En el cine, tenemos un amplio espectro de producciones con diferentes enfoques y recursos. Aunque las superproducciones se aprovechen de las proporciones épicas -y el gran poder de difusión-, otras ganan su lugar al sol por la calidad de la producción y la inteligencia del guión. Entre estas últimas destacaría «After Yang» (EE.UU., 2022), dirigida por el coreano Kogonada.

La historia tiene lugar en un futuro indefinido, donde la humanidad parece haber evolucionado mucho. Cosas como los coches autónomos, los bebés clonados y los androides son parte de la vida cotidiana. Es en este entorno donde encontramos a la familia Fleming: Jake (Colin Farrell), Kyra (Jodie Turner-Smith), Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja) y Yang (Justin Hong-Kee Min).

 La composición de la familia es curiosa, ya que Jake es blanco, Kyra es negra y Mika es china, posiblemente adoptiva. El cuarto miembro de la familia es un androide, un humanoide artificial, adquirido para ser el guardián y «hermano mayor» de Mika, y su programación consiste en cuidar de la niña y ayudarla a conocer la herencia cultural de sus antepasados chinos.

Todos viven en armonía hasta el día en que, después de participar en una sesión de un concurso de «baile familiar», Yang simplemente deja de funcionar. Todos quedan preocupados, especialmente Mika, porque el androide era el elemento agregador de la familia.

Al tratar de arreglar Yang, Jake descubre que el problema es más grave de lo que imaginaba. La tienda donde había comprado el androide ya no existía, y el fabricante simplemente haría un reemplazo. Jake todavía esperaba recuperar el androide, y lo lleva a un reparador clandestino, quien informa que el problema está en la CPU. Jake se sorprende al descubrir que Yang era de una generación de androides que grababan fragmentos de vida de sus dueños, algo totalmente ilegal. Debido a esto, ninguno de estos modelos era arreglado, ya que la orden era recolectar y destruir a cualquiera que tuviera este problema.

Cuando el reparador entrega el procesador a Jake, esto se intriga y busca ayuda en un centro de investigación androide. Allí asiste la investigadora Cleo (Sarita Choudhury), quien se entusiasma con la posibilidad de estudiar a un androide como Yang, pues la industria guardaba un total secreto sobre cómo funcionaban. Ella le consigue a Jake un lector para que pueda sacar los recuerdos de Yang.

Mientras observa estos recuerdos, Jake descubre no solo la rutina de su familia, sino también los diálogos muy complejos del androide con Kyra y él mismo, y lo más sorprendente, imágenes de una chica totalmente desconocida en la familia.

Intrigado, Jake investiga más a fondo, y logra reunirse con Ada (Haley Lu Richardson), quien afirma ser amiga de Yang, y que siempre se conocieron, hablando mucho sobre varios temas.

Este lado totalmente desconocido de Yang lleva a Jake a querer saber más, y profundizando en la investigación de los recuerdos del androide, descubre sobre la primera familia a la que había servido y quién dejaría marcas en él para siempre.

Aunque podamos imaginar que la construcción de un androide como Yang sería el resultado de una tecnología muy avanzada, no sería imposible, habiendo visto la evolución en esta área. Tampoco sería una sorpresa para nadie que un artefacto como Yang fuera objeto de afecto para toda la familia. Después de todo, sería todo afecto, protección, cuidado y atención, ¿a quién no le encantaría algo así?  La gran provocación de la película es: ¿podría un ser artificial tener sentimientos?

  La película explora, todo el tiempo, a través de recuerdos y diálogos, frases como «le encanta esta cámara», «¿te gustaría probar este té?», que inducen al espectador a darse cuenta de que Yang era algo fuera de lo común. Por otro lado, cuando se le pregunta qué cree que sucede después de la muerte, tiene como respuesta «No fue programado para pensar en ello». Es entonces cuando cita a Lao-Tzu, recordando que el final de una oruga es el comienzo de una mariposa.

Para la familia, la ausencia de Yang provoca un renacimiento de su relación, ya que todos vivían inmersos en sus mundos. Es con eso que se dan cuenta de que ser esposo, esposa, madre, padre e hija exige un esfuerzo personal que los haga salir de sus capullos, convirtiéndose ellos mismos en mariposas.  Aceptar la pérdida los hace crecer.

Esta película está excepcionalmente bien hecha. El elenco es multinacional (irlandés, inglés, indonesio, coreano, estadounidense, etc.) y está muy bien, bajo la dirección del director coreano Kogonada.

Un aspecto que impresiona en la película es la dirección de arte y el vestuario. Si bien no hay nada de alta tecnología, muy común en las películas de ciencia ficción, los decorados y las prendas son absolutamente convincentes para crear el entorno futurista.

«After Yang» fue la ganadora del Festival de Cine de Sundance de este año, y recibió la nominación para el premio “Un Certain Regard” en el Festival de Cine de Cannes 2021.

La inspiración para la película vino del cuento «Saying Goodbye to Yang», del libro «Children of the New World» de Alexander Weinstein.  El autor firma el guión junto a Kogonada.

 

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