Viaje al centro de la Tierra
Viaje al mundo de los sueños
Mis lectores más jóvenes me perdonen, pero es imposible hablar de «Viaje al centro de la Tierra» («Journey to the Center of the Earth», EE.UU., 2008) sin una buena dosis de nostalgia. Es que para mi generación – y muchas otras – los libros de Julio Verne, autor de la obra que inspiró esta película, siempre fueron una garantía de buena diversión!
Para que podamos hacer un paralelo, Verne equivaldría a reunir a Spielberg, George Lucas y JK Rowling en una sola cabeza, y mucho antes de que existiera el cine! Viviendo en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, época de gran progreso científico y cultural, Verne se destacó por escribir una serie de extraordinarios libros de aventuras, llenos de refinados detalles históricos y geográficos, fruto de una exhaustiva labor de investigación en bibliotecas.
Verne publicó más de 70 libros, traducidos a 148 idiomas, siendo los más conocidos “La vuelta al mundo en 80 días”, “La isla misteriosa”, “De la Tierra a la Luna”, “Cinco semanas en globo” y “Viaje al centro de Terra”, publicado por primera vez en 1863. Esta historia se convirtió en película en 1959, protagonizada por James Mason, Pat Boone y Arlene Dahl. Aunque todos los personajes del libro eran hombres, la película incluyó una mujer. Después de todo, era Hollywood y se requería un enfoque romántico.
En la película de 2008, el libro no solo sirvió de inspiración, sino que también se convirtió en un personaje de ella. Trevor Anderson (Brendan Fraser) es un científico que estudia los movimientos de las placas tectónicas, siendo ignorado por sus estudiantes universitarios y despreciado por la comunidad científica. Trevor se resiente de la desaparición de su hermano Max (Jean Michel Paré), también un científico que tenía sumido misteriosamente durante una investigación de campo en Islandia.
En el mismo día que recibe la noticia de que el laboratorio de su hermano sería cerrado, Trevor recibe su sobrino, Sean (Josh Hutcherson), a quien deberá cuidar durante diez días, mientras su cuñada se instala en Canadá. Con el niño, Trevor recibe una caja con objetos de su hermano, incluida una copia del libro “Viaje al centro de la tierra”, de Jules Verne, llena de notas.
Al estudiar estas notas, Trevor descubre que una anomalía sísmica en Islandia tiene las mismas condiciones geológicas que hace diez años, cuando Max desapareció. Trevor decide averiguar más sobre el hecho y se embarca hacia Islandia con su sobrino, ya que ello también quería saber más sobre su padre.
Cuando llegan en Islandia y buscan de un científico cuyo nombre Max había escrito en el libro, descubren que él había muerto. Como Max, este científico también era un aficionado al libro de Jules Verne. La hija del científico, Hannah (Anita Briem) se ofrece a guiarlos hasta donde estaba la sonda geológica dejada por Max.
El viaje, que debe realizarse a pie, lleva al trío a una montaña donde estaba el artefacto. Sin embargo, una tormenta eléctrica los encierra en una cueva y se ven obligados a adentrarse más y más en la montaña, en busca de una salida.
A partir de ahí, cada paso les lleva a una situación peligrosa, donde se descubren siguiendo los mismos caminos que siguió Max y quizás el personaje imaginado por Verne, el explorador Arne Saknussen. Después de muchas aventuras, el trío llega a una galería de colosales dimensiones que contenía un océano, islas, nubes e incluso luz, generada por un fenómeno eléctrico.
Para su gran sorpresa, descubren que en ese mundo paralelo también había vida , nada menos que seres prehistóricos, que se habían extinguido en la superficie de la Tierra hacía millones de años.
Para regresar a su mundo, los exploradores tendrán que enfrentarse a dinosaurios, caminar sobre rocas flotantes, navegar por un océano infestado de peces voladores y escalar un volcán activo. ¿Lograrán tu intención? Claro, esto es Hollywood, pero lo divertido es ver cómo se desata cada nudo …
“Viaje al centro de la Tierra” recibió algunas críticas por haber sido producida con miras a la exhibición en 3D, lo que se convirtió en un problema en el momento del lanzamiento en Brasil, cuando solo había nueve salas disponibles en la época. Pero la crítica fue injusta, ya que la película funciona perfectamente en una sala tradicional y en las modernas pantallas de TV.
Es fácil ver la influencia de otras películas de acción. La carrera de carros en la mina abandonada recuerda mucho a “Indiana Jones y el templo de la perdición” (“Indiana Jones and the Temple of Doom”, EE. UU., 1984). Hay numerosas referencias en honor a la película de 1959, y de por supuesto al propio libro de Verne.
La película está hecha para todas las edades. A pesar de la atmósfera romántica entre Fraser y Anita Briem, la película es tan casta como la versión anterior. La mejor cosa es el ritmo de la aventura, que agrada a adultos y niños. Una reseña más valiosa que la que acaban de leer fue la de un niño de unos ocho años, cuando su padre le preguntó si le había gustado la película. «No entendí nada – dijo – pero, adoré». Y para aquellos que siempre preguntan dónde encontrar esta película, está disponible en la plataforma Netflix.