Película recomendada: «El Pacto de los Lobos»
¿Por qué alguien mezclaría indios luchadores de kung-fu, nobles conspiradores y ambientes de asesinos en serie para contar la historia de un misterioso monstruo que sacudió Francia en el siglo XVIII? Si fuera para hacer un recuento histórico sería imposible, pero el cine prescinde rigor académico, y se puede utilizar la licencia poética que los autores consideren necesaria para contar la historia de una manera interesante.
Fue así que el director Christophe Gans creó «El Pacto de los Lobos» («Le pacte des loups», FRA, 2001), una película con mucha acción y aventura, un hermoso elenco, locaciones fantásticas y una historia intrigante, sobre un misterio real que hasta hoy no ha sido totalmente aclarado.
En la Francia de 1764, cuando la realeza aún estaba firme y fuerte, la noticia de una Bestia asesina, que mataba y mutilaba aldeanos, principalmente mujeres y niños, llevó al rey Luis XV a enviar un emisario especial, el Caballero Grégoire de Fronsac (Samuel Le Bihan). Este noble, acompañado por el misterioso Mani (Mark Dacascos), un indio Mohawk, fue a Gévaudan, un pueblo en el interior sur del país, donde los ataques se llevaban a cabo.
Fronsac era un hombre de muchas cualificaciones: jardinero, naturalista, curandero, taxidermista e intelectual, entre otras cosas útiles para la Francia del siglo 18. Su misión era la de capturar o matar la bestia misteriosa, que para algunos era un lobo, para otros un monstruo, y para muchos, el propio Diablo. Fuera lo que fuera, la bestia parecía a ser siempre capaz de huir, sin ni siquiera ser identificado por los pocos sobrevivientes.
Lanzandose a caza del misterioso animal, el Caballero conoce personajes notables locales, como el rencoroso Jean-Francois (Vincent Cassel), que había perdido un brazo en África, su hermosa hermana, Marianne (Emilie Dequenne), y la sensual cortesana Sylvia ( Mónica Bellucci). Poco a poco él descubre que hay una red de intrigas que se extiende desde la Roma papal hasta la corte de Francia, con el epicentro en la pequeña Gévaudan.
Poco se sabe hasta ahora acerca de la Bestia de Gévaudan, incluso en el resto de Francia. Pero el monstruo realmente existió, e hizo más de un centenar de víctimas entre 1764 y 1767 en las zonas rurales de Auvergne y Dorgogne. Todo esto está documentado en los libros oficiales de los ayuntamientos de estos lugares, con relatos de los testigos sobrevivientes – todas idóneas, como sacerdotes, jueces y diputados.
Cuando el terror se intensificó, las autoridades locales pidieron ayuda a la Corte y el rey Luis XV se interesó personalmente por el caso, mandando hombres de su ejército y ofreciendo grandes recompensas para quien la capturara. Se utilizaron los más variados métodos de captura, con cazadores experimentados, trampas, cebos envenenados, pero sin resultados prácticos.
En cuatro ocasiones, diferentes animales de gran porte – lobos y hienas – fueron muertos, pero en poco tiempo aparecieron nuevas víctimas. Se observó el último ataque en junio de 1767, y luego nada más pasó, sin explicación coherente. Hasta hoy, más de doscientos años después, no hay una explicación definitiva de lo que fue la Bestia de Gévaudan.
Si no hay una explicación comprobada, sólo quedan las especulaciones, y por qué no hacerlo en gran estilo, como osó el director Christophe Gans? Con el guión de Stéphane Cabel, Gans presentó su versión de los hechos, con mucha acción y aventura, juntando el estilo videojuego con un argumento bien atado, mostrando un poco del poderoso juego de intrigas e intereses que era común en la época retratada. Si non è vero, è ben raccontato, como dicen los italianos …
El director no esconde su afinidad por los mangas, o cómics japoneses, que ya le rindieron una película anterior, muy cultuada por los fans: «Crying Freeman: los paraísos perdidos» («Crying freeman», FRA, 1995), protagonizada por el mismo Mark Dacascos. Las secuencias alucinantes de acción alternanse con las tensas relaciones de los personajes, en una bien hecha recreación de escenarios y vestuarios.
Pero, el realismo histórico queda mejor en documentales, no en películas de ficción. Las secuencias de lucha en «El Pacto de los Lobos» son también antológicas, en el mejor estilo de Hong Kong. La presentación de los personajes principales es surreal, con Mani distribuyendo golpes bajo una lluvia torrencial, en una de las coreografías marciales más bien echas del cine.
El director utiliza y abusa de determinados efectos, como la alteración de la velocidad de la imagen durante las escenas de acción, y en el montaje presenta las luchas cuerpo a cuerpo en tres planos (general, golpe, reacción), a una velocidad tal que casi sólo se ven las sombras en movimiento. El hecho de haber utilizado cámaras digitales ha facilitado la inserción de los efectos especiales.
El entusiasmo con que «El Pacto de los Lobos» fue recibido en Francia terminó por hacerle daño en el mercado exterior, que esperaba una película épica «seria». Sin embargo, como un producto de entretenimiento adecuado para el público actual, la película es algo más que una sencilla caza-al-monstruo-con-artes marciales.
Con sus dos horas y veinte de largo, la película muestra un hecho histórico inusual, mezclada con una aventura de capa y espada, teniendo como fondo el embrión de la futura revolución francesa. Con un lenguaje dinámico, la película atrapa la atención y sorprende hasta el final, en medio de los cambios de la trama.
El elenco es uno de los puntos fuertes de la película. El misterioso indio banda-negra es interpretado por Mark Dacascos, que en realidad fue campeón europeo de kung-fu a principios de los años 80. Él abandonó las competiciones de hacer películas como «Punto cero: Los Ángeles», «Double Dragon – La Película» y «La Isla del Doctor Moreau», además de la ya mencionada «Crying Freeman: Los paraísos perdidos». En televisión, asumió el papel principal de la serie «El Cuervo», originado a partir de una película protagonizada por el hijo de Bruce Lee, Brandon.
La cortesana Sylvia es vivida por Monica Bellucci, conocida después de protagonizar «Malena», nominado al Oscar de mejor película extranjera en 2001. Mónica, que era una de las vampiras de «Drácula» de Coppola, también actuó en las dos secuencias de «Matrix». Su marido de la vida real, Vincent Cassel, es otro personaje importante en «El Pacto de los Lobos», el desajustado Jean-François Morangias.
El punto negativo de la película fue en la fase de vídeo doméstico, en el que el distribuidor ha elegido una edición de padrón abajo del que la producción sin duda merecia. La edición en DVD, de Europa Filmes, se limitó a una edición con pantalla llena y pocos extras. Posteriormente, para la alegría de los fans, fue lanzado el Blu-Ray ya con el formato de pantalla ancha anamórfica. Como extras, Trailer, Teaser y Spots de televisión, Entrevistas, Making Of, Entre bastidores, El Monstruo, Notas sobre el elenco y director.
El Making Of está subtitulado en portugués, tiene nueve minutos de duración, y da una visión general de la película. Entre bastidores y Entrevistas son solamente extractos del Making Of, sin ningúna novedad. En la edición americana de Universal, más allá de la película en formato widescreen anamórfico hay también escenas eliminadas, trailers y notas de producción.
A pesar de las deficiencias de la edición en DVD, «El Pacto de los Lobos» es diversión garantizada para los amantes de las películas de acción, además de dar un nuevo destello de lo que fue la turbulenta Europa pre-Revolución Francesa. Vean y saquen sus propias conclusiones.