Ciudad en tinieblas

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Dark City, Matrix y los pobres mortales

 

En el momento en que la película original de la trilogía “Matrix” (“The Matrix”, EE.UU., 1999) estrenó en los cines brasileños, otro lanzamiento estaba alcanzando discretamente las tiendas de video, aún en el formato VHS: “Ciudad en tinieblas” (“Dark City”, AUS / USA, 1998). En ese momento, lo consideré una feliz coincidencia, porque a pesar de la presentación diferente, la temática de ambas era similar. Ambas películas retratan la dominación de muchas personas por un pequeño grupo, a través de una ilusión de realidad. De hecho, este tema nunca ha sido más actual que en estos extraños tiempos que vivimos.

Podríamos decir que las dos películas mencionadas contienen equivocaciones de guión, actores con problemas de actuación, violencia exagerada y tantos otros argumentos. No estoy en desacuerdo con esto. Sin embargo, lo que mejor encontré de las dos películas fue la invitación a la reflexión, que es independiente de la ideología personal de cualquiera.

En “Matrix”, la ilusión de la realidad se mantiene a través de transmisiones sensoriales directamente en el cerebro de las personas, a través de una fabulosa red informática. En “Ciudad en tinieblas”, la ciudad y la sociedad misma se recrean cada veinticuatro horas cuando se remodela la memoria de los ciudadanos y la estructura física de la ciudad. Todo ello, para absorber calor y energía, en el primer caso, y conocimiento emocional para mejorar su propia raza, en el segundo. En otras palabras, la clase dominante explota a las masas, siempre para su propio beneficio, utilizando para ello los recursos de (des) información disponibles.

¿Dónde hemos oído hablar de esto? ¿No atravesamos una situación similar hoy, sin el fantástico glamur de la ciencia ficción? No solo en Brasil, sino en todo el mundo posmodernista, lo que se ve es la insaciable sed de recursos de los poderosos, que absorben los recursos naturales, destruyen el medio ambiente y dilapidan la memoria, la cultura y los valores de los pueblos. Para ello mantiene, a través de los medios de comunicación, la ilusión de que vivimos a las puertas del paraíso, totalmente manipulados a través de las redes sociales.

Dejando a un lado las elucubraciones, “Ciudad en tinieblas” logra unir una intrincada historia de ciencia ficción con una atmósfera noir, trayendo la atmósfera de las películas policiales de los años cuarenta. La película es extremadamente gótica, con rasgos llamativos del expresionismo alemán. La banda sonora acompaña las imágenes de forma fantástica, formando un conjunto casi indivisible. Lo más destacado de la película es cuando la ciudad está siendo remodelada, con edificios que surgen de la nada, al son de un ritmo fuerte, que se asemeja al latido de un corazón, como si la ciudad misma fuera un ser vivo.

La ciudad había sido creada por extraterrestres que la poblaron com seres humanos secuestrados (o abducidos, para usar el término moda). Los extraterrestres incluso pueden manipular e intercambiar los recuerdos de sus conejillos de indias con la ayuda de un médico humano. Como si la ciudad fuera un gran laboratorio, los extraterrestres usan a los humanos para encontrar una manera de preservar su propia inmortalidad. Para ello, utilizan su fantástica habilidad para alterar la materia, con la fuerza de la mente.

Como ya ha enunciado Heisemberg, al observar un fenómeno físico, existe la influencia del observador en lo observado. En el caso de la película, uno de los humanos adquiere la habilidad de telequinesia de los alienígenas, volviendo el hechizo contra el hechicero. En una ciudad donde la noche parece ser eterna, John Murdoch (Rufus Sewell) es perseguido por un inspector de policía, sospechoso de asesinato. Sin comprender la situación en la que se encuentra, debido a la amnesia que lo afecta, comienza a buscar respuestas a los enigmas de su mundo, siendo ayudado por el Dr. Daniel P. Schreber (Kiefer Sutherland).

Cuanto más se acerca a la increíble verdad, más peligrosa se vuelve su situación al convertirse en el objetivo de entidades extrañas con poderes extraordinarios. En esta búsqueda por encontrar la verdad sobre sí mismo y el entorno que lo rodea, John se enfrenta a un destino mucho mayor de lo que podría haber imaginado.

El elenco también cuenta con los veteranos Kiefer Sutherland y William Hart, además de la bella Jennifer Connelly, quien a pesar de haber participado en numerosas películas, solo sería reconocida en «Una mente brillante» («A Beautiful Mind», EE.UU., 2001), que le ganó un Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.

“Ciudad en tinieblas” fue dirigida por el egipcio Alex Proyas, quien ya tenía en su currículum el polémico “El Cuervo” (“The Crow”,EE.UU., 1994) y luego haría el gran “Yo, Robot” (“I, Robot ”,EE.UU, 2004), “Cuenta regresiva” (“Knowing”,EE.UU.,2009) y “Dioses de Egipto” (“Gods of Egypt”, EE.UU., 2016).

A pesar de los huecos en el guión y otros defectos que se puedan notar, “Ciudad en tinieblas” es un hermoso ejercicio de ciencia ficción, en la línea especulativa, para quienes gustan de ejercitar su imaginación. Si no es así, incluso como película de acción, seguro que ya garantiza una excelente relación costo-beneficio. Y la película tiene un atractivo más, porque el diseño de la ciudad sin duda agradará a los que creen que la Tierra es plana …

 

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