Película de la semana: «Tres estaciones»
¿Cuál es la primera imagen que viene a la mente cuando oímos hablar de una película sobre Vietnam?Stallone con una bandana y una ametralladora punto cincuenta en sus brazos, o Chuck Norris con su cara arrugada, golpeando helicópteros con un solo disparo de fusil…Sorprendentemente, señores, hay una película sobre Vietnam, donde los héroes no son gente americana armada hasta los dientes, y sí personas ordinarias – mas no menos especiales.
¿Qué pensar de una película que muestra las historias a principio inconexas, de una joven cosechadora de flor de loto, un maestro leproso, un conductor de taxi-moto, una prostituta de lujo, un americano perdido y un chico de calle? Estas son las piezas de la trama de «Tres estaciones» («Three Seasons», 1999), la primera producción estadounidense en Vietnam después de la guerra, y que ganó varios premios en el festival de Sundance, la meca del cine independiente.
Hay tres historias principales en la película. Una joven viene desde el interior para ser cosechadora y vendedora de flores de loto y mantiene una delicada relación con el poeta y maestro que sufre de un estado avanzado de la lepra, ofreciendose a escribir los poemas que él dicta. Un joven conductor de taxi-bicicleta se enamora de una cínica prostituta de lujo y le da una nueva perspectiva del mundo. Un niño de la calle corre a través de los guetos y bares de la ciudad intentando sobrevivir mientras un ex marine estadounidense pasa el día sentado frente a un restaurante en busca de algo que pertenece al su pasado.
La película muestra un país dividido entre su ideología socialista y la urgencia apremiante de adherirse a la globalización. Perdido en este proceso, los seres humanos que viven en el último peldaño de la escala social son los que sufren más en su propia búsqueda de la identidad y un lugar al sol. Esta fase reciente de la historia de ese sufrido país se cuenta según su punto de vista, desde abajo hacia arriba.
En este aparentemente sórdidos medios, momentos de rara belleza y sensibilidad se muestran como cuando el conductor pasa una pequeña fortuna que ganó en una carrera para realizar el sueño de la prostituta: una noche de sueño reparador en un hotel de lujo. O cuando el ex soldado, jugado con maestría por Harvey Keitel, reencuentra a su hija tras identificarla en un burdel. O la materialización del sueño del moribundo poeta por la inocente cosechadora de flor de loto, al lanzar las flores en el río, mientras que las vendedoras del mercado flotante cantan una bella canción folklórica.
El desencanto con la situación actual del país se muestra simbólicamente por os numerosos letreros luminosos de las multinacionales, las flores de loto de plástico, el abandono de la infancia en las calles y callejones de la ciudad, y por la enfermedad del una vez hermoso profesor.La deformidad física del poeta intenta de representar la pérdida de la cultura tradicional de Vietnam, esta guerra que ahora se encuentra.
La obra del escritor-director Tony Bui, un vietnamita creada en los Estados Unidos, es extraordinaria, al unir elementos como la pobreza, la prostitución, los niños abandonados y las enfermedades incurables, e incluso componer un poema de una singular belleza y delicadeza.
Esto es favorecido por las bellas imágenes de Ho Chi Min (antigua Saigón) y la hermosa música de Richard Horowitz.El único actor extranjero de la película es Harvey Keitel, quien también fue productor ejecutivo. El resto del elenco es todo vietnamita. Esta película ofrece una rara oportunidad de ver Vietnam sin la perspectiva de la guerra y al mismo tiempo mostrar que sus problemas no son muy diferentes de los nuestros.
La versión en DVD viene con formato de pantalla completa (4:3) y sonido estéreo, trayendo como extras solamente la sinopsis de la película, biografías del director y Keitel y titulación de los capítulos.Este es uno de los raros casos en que la falta de forma es compensada con la riqueza del contenido. Sugiero que asistan y hagan sus propias conclusiones.