Cine virtual en un mundo virtual

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Especial: cine virtual en un mundo virtual

 

En estos días el Internet es omnipresente, y prácticamente todo lo relacionado con el entretenimiento, el ocio y la cultura, se puede acceder virtualmente, incluso por el teléfono celular. Todo? De hecho, esta oferta tiene varias limitaciones, sobre todo por algo que no es habitual.

Hace dos décadas, para ir en el cine tenía que haber una película física, o, en casa, una cinta VHS y un reproductor de vídeo, para la fotografía, una cámara con película negativa o diapositiva, para leer un libro, la buena y vieja copia en papel, y para eschuchar una música, la disputa era todavía entre los LP, el cartucho de cinta y el recién llegado CD.

La evolución tecnológica ha transformado todo esto, a medida que películas, fotos, música y libros han sido convertidos en ficheros digitales.La expansión de las memorias, el poder de procesamiento siempre creciente y la convergencia tecnológica hicieron que hoy casi todos los reproductores de medios sean multimedia.O sea, se puede hacer todo esto en un ordenador, tableta, teléfono inteligente, TV, reproductor BD/DVD, y tal vez mismo un horno de microondas, refrigerador y otros aparatos, aunque eso no ha llegado todavía a las tierras brasileñas.

Para dorar todo esto, el Internet se ofrece a velocidades cada vez mayores, lo que permite descargas – legales o no – con facilidad y rapidez. Un colega de una lista virtual dice que no mantiene nada de que baja. Ve y apaga. Si un día él quiere revisar, baja de nuevo.

Mientras que Apple resuelvió la situación, entre sus innumerables fans, limitándolos a los productos adquiridos a través de iTunes, en el mundo de los no-applemaníacos, todavía hay un cierto sentido de la tierra de nadie, aunque los servicios de tipo Netflix ganan cada día más clientes.

Las canciones siguen circulando en MP3 y WMA, películas en formato AVI y MKV, las fotos en formato jpg, y los libros, en pdf y otros formatos privados. Muchos de estos archivos se obtienen de sitios de torrents en el sistema de intercambio directo entre usuarios.

Las canciones, que son archivos más pequeños son más dispersos y más fáciles de encontrar. Muchos artistas sin evidencia lanzan sus productos en Internet, ofreciéndoles a los usuarios con el fin de llegar a ser conocidos.

El mercado del libro digital, dirigido por Amazon con su Kindle, no ha convencido a los lectores tradicionales, a pesar de avanzos en muchos mercados, incluso Brasil, que tiene poco consumo de libros físicos.El problema es que cada compañía ofrece su lector electrónico y su propio formato digital,que no son directamente intercambiables. Por otra parte, incluso los productos comprados legalmente no están garantizados para el lector.

Un caso famoso, y que sigue generando demandas es el libro «1984», de George Orwell, que ha sido vendido a los lectores por Amazon, y luego retirado de los Kindles sin el permiso de los propietarios, cuando descubrieron que problemas de derechos de autor en relación con el libro.O sea, el usuario había pagado el libro, el fichero se encontraba en su dispositivo personal, y ha sido invadido y eliminado por la empresa.

El problema de las películas es más grave. El lanzamiento del DVD y más tarde, el Blu-Ray, dejó el colector encantado por la posibilidad de poder guardar su película favorita con buena calidad de imagen y sonido.

He perdido una buena cantidad de cintas VHS, expuestos a los hongos y la magnetización de la cabeza, y cuando llegaron los DVDs, llegué a acumular más de un millar de DVDs oficiales. Lo que me sorprendió fue descubrir más tarde que los DVDs también podrían «morir» en el caso de oxidación de la película delgada en la que se almacenan los datos.Con Blu-Ray he sido más cauteloso, compro sólo las películas que considero importantes, a pesar de que ya están alrededor de cuatrocientos.

Con la expansión de Internet, muchos han llegado a considerarla como su deposito de películas y series, pensando que van a encontrar lo que quieren a su voluntad. En el caso de las comedias americanas y películas de gran taquilla, no hay problema, en veinte años se podrá encontrar fácilmente «Titanic» y «Avatar» para ver en televisores tridimensionales con olor y temperatura que varían de acuerdo a la escena de la película.

El problema es con aquella oscura película brasileña o checa de los años 70 que nos gustaría encontrar.Mismo en el creciente mercado de vídeo bajo demanda, los grandes estudios no lanzan todo su catálogo, pero sólo una pequeña parte, con la rentabilidad financiera garantizada.

De un colector a otro, os recomiendo que no cedan a la tentación de hacer espacio para una película rara y querida. Mantenga sus copias en DVD o Blu-Ray, y para aquellos que nunca han sido puestos en el mercado en estos formatos, la mejor y más barata solución sigue siendo el disco duro, interno o externo, portátil o no. Muchos de estos archivos digitales se convertirán en simples rarezas en un futuro no muy lejano, donde lo efímero y lo interesante tendrán un valor mayor que una versión preciosa de una película antigua que sólo un amante de la séptima arte puede reconocer.

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